¿Cuántas veces te adaptas tú a los planes del otro? ¿Cuántas veces te muestras “disponible” aunque en el fondo no lo estés?
¿Cuántas veces antepones al otro consiguiendo que baje tu autoestima ?
En este post te voy a explicar algunos errores que cometes (probablemente, sin darte cuenta) con la intención de gustar al otro.
Sabes que si quieres que las cosas sean diferentes, has de empezar a tener comportamientos distintos, por lo que espero que estos pequeños consejos, te ayuden a iniciar el camino hacia la autovaloración personal.
7 errores que cometes para gustar al otro
1. Dar mucho
En general, cuando empiezas una relación del tipo que sea, quieres gustar al otro.
No hay nada de malo en ello, es bastante natural.
El problema surge cuando empiezas a dar al otro de una manera desproporcionada.
- Le das tu cariño
- Le das tu tiempo
- Le das tu apoyo
- Le das tu ayuda
- Le das tu dinero
Le das…TODO
Y al principio de una relación, cuando estás conociendo a esa persona, por mucho que te guste…es un error darle TODO.
¿Por qué?
Porque no la conoces, y así como das, imagino que querrás recibir.
Pero ¿por qué darlo TODO al principio?
¿Es que no puedes esperar a ver si la persona merece la pena?
Tendrás que darte y daros un tiempo para averiguarlo, ¿no?
¿Podrías ir dando a medida que vas conociendo a esa persona?
De esta manera, conseguirás relaciones equilibradas.
2. Decir a todo Sí, aunque no te apetezca
Quieres quedar bien , quieres gustar al otro, quieres que te valore…y aceptas cualquier propuesta o petición que te hacen, sin darte la oportunidad a ti, de decidir si te apetece o no.
¿Qué le estás diciendo al otro con este tipo de comportamiento?
Que “cualquier cosa que pida, será concedida”.
Independientemente de que a ti te guste o no.
¿Cuál es el mensaje implícito que le das pero que no te enteras?
“Lo que tú quieres es más importante que lo que yo quiero”
Grave error.
3. No pedir lo que tú quieres
Por miedo a ser rechazada, a no gustar al otro, a que el otro piense que pides “demasiado”, al final, acabas sin pedir nada.
¿Cuál es el gran problema de no pedir lo que quieres?
Que el otro va a llevarse una impresión equivocada de ti.
Va a pensar que eres una persona que no tiene necesidades y a la que todo le parece bien.
Cuando esto no es así en absoluto.
Que no se lo digas, no significa que no quieras nada.
¿Por qué esconder tus necesidades?
¿Para qué?
¿Cuál es el sentido?
¿Por gustar al otro quieres pagar el precio de renunciar a ti?
¿Estás segura?
Espero que no.
4. Facilitarle todo al otro, esforzándote tú
Imagina que el otro tiene que hacer un recado pero le va “un poco” mal. Entonces, tú mueves cielo y tierra para poder hacerlo tú por él o ella.
Por gustar al otro, te esfuerzas en cada momento, en cada situación para que todo sea fácil para la otra persona…si está a tu lado.
¿Qué clase de persona le estás “vendiendo”?
¿Te das cuenta que al hacer por el otro lo que podría hacer por sí mismo, estás asumiendo una responsabilidad que no te toca?
Si sigues haciendo esto, al final, te espera la decepción, porque acostumbras al otro a que no tenga que mover un dedo por nada, y mucho menos por ti.
Así que…para este comportamiento.
No te hagas más daño.
5. Estar siempre disponible
Esto se parece mucho a lo de decir a todo que sí, pero en este caso me refiero más a una cuestión de tiempo.
Imagina que el otro te pide de hacer algo juntos y tú ya tenías planes.
Incluso si el otro te llama en el último momento o te cambia el plan en el último minuto.
Puedes cancelar una cita con otra persona, porque “esa persona” te ha dicho de quedar.
¿Por qué su plan de último minuto contigo es más importante que el que tú ya tenías programado?
Con esta acción estás enviando varios mensajes implícitos:
- Al que te propuso el plan en el último minuto: “siempre estás disponible para él o ella, no hace falta que tenga en cuenta tú tiempo”
- Al que dejas colgado porque te ha llamado “el o la otra”: “le das más valor a una persona que acabas de conocer, que a otra con la que tienes una buena relación” (puede ser una amistad, por ejemplo)
- A ti misma: “estar disponible para él o ella es más importante que estar disponible para mí”
Otra vez, con estas acciones, consigues que el otro no te valore
Además, cambiar tus planes y estar disponible para el otro, no va a conseguir que le gustes más.
6. Adaptarte tú al otro
Son las típicas relaciones de que si a uno le gusta el cine y a otro el deporte, sólo se hace deporte o sólo se va al cine.
No hay un “hoy por ti, mañana por mí”
Con tu deseo de gustar al otro, te adaptas.
- Te adaptas a sus amistades,
- Te adaptas a sus gustos,
- Te adaptas a sus hobbies…
Sin embargo,
¿Por qué el otro no se adapta a ti?
¡Hum!
Tus gustos, tus hobbies, tus amistades…tienen el mismo valor.
Yo no digo que tengáis que hacerlo todo juntos.
Podéis hacer cosas por separado.
Pero sí es importante que la adaptación sea por parte de ambos.
7. Auto-engañarte
Cuando cometes todos estos errores, sin darte cuenta, al final te creas una mentira.
Y le vendes una versión falsa de ti misma al otro.
Normalmente, al cabo de un tiempo, te cansas de que el otro siga en su línea, sin preguntarte lo que quieres, sin darle importancia a tus necesidades, sin adaptarse a lo que a ti te gusta…
¿Por qué te sorprendes?
Eso es lo que le has estado mostrando todo este tiempo.
Eso es lo que le “vendiste” con todas tus acciones. Y él lo compró.
Así que ¿para qué engañarte a ti y engañar al otro, siendo alguien que no eres?
¿Solamente para gustar al otro?
Desde mi punto de vista, tú has de poder ser tal como eres en la relación con el otro.
Y si para gustar al otro, tienes que dejar de ser tú misma, entonces, será mejor que encuentres una persona a la que le gustes tal y como eres.
De otra manera, nunca podrás ser feliz.
Porque no puedes renunciar a ti para gustar al otro.
Si conoces a alguien a quién le vaya bien recordar estos errores, ayúdame a llegar a más personas, compartiendo el artículo.
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