Hay momentos en la vida en que, los sucesos que acontecen te descolocan de tal manera, que te sientes abatida/o.
Para esos momentos, te voy a dar decir lo que a mí me sirve: Conecta con tu centro, cuando la situación te supere.
En este artículo me gustaría explicarte la importancia de “centrarte” en ti, de centrar la atención en el Ser que eres, para poder encontrar un poco de paz interior, en los momentos más duros.
Existen mil cosas que te pueden sacar de tu centro:
- problemas personales
- problemas laborales
- situaciones emocionales complicadas
- discusiones con tus relaciones cercanas
y, depende de lo que te haya sucedido, las posibilidades de hacer algo, para cambiar la situación son mínimas.
O también cuando el tema está relacionado con el comportamiento de otra persona, poco puedes hacer para cambiar al otro.
Es verdad que siempre te puedes cambiar a ti mismo/a, pero antes, vas a tener que conectar con tu centro, para poder decidir con tranquilidad, cuál es la mejor estrategia.
Cuando la situación te supere
Hay situaciones o personas que pueden desestabilizar tu estado emocional en cuestión de segundos.
O en cuestión de semanas, el caso es que, una vez desbordada/o por la situación, ya no eres capaz de pensar claramente.
Generalmente, tus emociones se apoderan de ti.
Especialmente, la rabia o la impotencia, por no poder hacer nada para cambiar la situación.
Tu mente se vuelve obsesiva.
Sólo eres capaz de pensar en lo mismo, una y otra vez.
Y con cada pensamiento que tienes, va aumentando tu nivel de rabia, frustración, dolor…
El mantenimiento de esos pensamientos y sentimientos, hace que el cuerpo empiece a generar ciertas hormonas y, como consecuencia, empieza a aumentar tu estrés.
Llega un momento en que el desequilibrio corporal, mental y emocional es tan grande que, si no te conectas de nuevo con tu centro, podrías incluso llegar a enfermarte.
Conectar con tu centro
Conectar con tu interior, es algo muy sencillo, pero como nadie te ha explicado cómo hacerlo, es problable que no lo hagas, por no saber cómo.
Así que te voy a dar algunas ideas para que el proceso te sea más fácil.
1. Para y respira profundamente
Cuando la situación te supere, lo primero que tienes que hacer es PARAR.
Deja de hacer cosas por un momento.
Date un respiro.
Inspira profundamente…expira lentamente…
Con cada respiración, imagina que tu cuerpo se afloja, a través del aire que entra por tus fosas nasales, y libera toda la tensión que pueda haber en él.
Haz unas cuantas respiraciones profundas y trata de relajarte.
En los próximos 5 o 10 minutos no tienes que hacer nada.
No tienes que ir a ningún sitio, ni tienes que apagar ningún fuego.
Date esos minutos sólo para ti.
Y focaliza tu atención en tu respiración.
Inspira…espira…inspira…espira…
2. Identifica y reconoce tus sentimientos
¿Cómo te sientes?
¿Qué estás sintiendo AHORA mismo?
Todos tus sentimientos están bien.
Sean los que sean.
No estás aquí para juzgarlos, ni para juzgarte.
Pero reconoce aquello que sientes, pues eres TÚ quien lo está sintiendo, y por eso mismo, es importante.
Ábrete a ese sentimiento y deja que se exprese.
Te repito: cualquier sentimiento que tengas es bienvenido.
Permítetelo.
3. Acepta lo que no puedes cambiar
Aunque cuesta aceptar que hay cosas que no puedes cambiar, las hay. Y negarlo no te va a ayudar en nada.
¿Puedes cambiar el comportamiento de otra persona?
No.
¿Puedes cambiar algo que YA ha sucedido?
No.
Así que no sigas luchando contra lo imposible.
Por el contrario, ACEPTA.
Acepta la parte que no puedes cambiar, la parte que no es tu responsabilidad, la parte que no está en tus manos.
Y descansa en esa aceptación.
Después y desde esa calma, busca aquello que sí es posible cambiar, ¿quizá tu actitud? ¿quizá la manera de pensar en ello? ¿Quizá puedes hacer algo para distraer tu mente?
4. Recuerda QUIÉN eres situándote en el Presente
No sé si conoces el Mindfulness o Atención Plena, pero es un método que demuestra científicamente, cómo el estar en el continuo presente, puede reducir los niveles de estrés y sufrimiento.
Jon Kabat-Zinn, que fue el que introdujo esta práctica dentro del mundo médico en Occidente, define Mindfulness como:
“Prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”.
Cuando la situación te supere, sigue los pasos anteriores y, después de haber aceptado tus sentimientos y aquello que no puedes cambiar, dedícate a estar presente.
Estar presente no es más que estar atenta al “QUIÉN” se da cuenta de todo.
Colócate en la Presencia que observa, en el SER, capaz de darse cuenta de todo lo que pasa a su alrededor.
Observa y reconoce la situación que estás viviendo, pero céntrate en el momento presente.
Aquí y ahora.
Sin pretender cambiar nada.
Deja tus pensamientos y emociones pasar, como si fueran pájaros que vuelan delante de ti.
Trata de no engancharte a ellos.
Sólo presta atención plena a lo que es AHORA.
Y quédate ahí, conectada/o con tu centro.
Al cabo de 5 o 10 minutos, todo ese torbellino que sentías al principio se va a calmar y vas a recuperar tu equilibrio interior.
Durante el tiempo que haces este ejercicio, el exterior pierde fuerza y tu interior la toma.
Este ejercicio de conexión con tu centro, lo puedes hacer siempre que quieras, pero especialmente, cuando la situación te supere.
Yo, cuando estoy en una situación difícil, trato de hacerlo como mínimo una vez al día, porque me da mucha tranquilidad interior.
De todas formas, mi consejo es que aunque ahora no estés en una situación complicada, empieces ya a practicar para que, llegado el momento, lo tengas por la mano y te sea mucho más fácil conectar.
Y para ello, te dejo aquí el enlace de mi minicurso gratuito de Mindfulness para que empieces a practicar desde ya.
Quiero practicar el Mindfulness
Infografía
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