¿No consigues conservar relaciones de amistad o de pareja?
Por más que lo intentas ¿acabas decepcionada, desilusionado y harta/o de que “siempre” te pase lo mismo?
Puede ser que estés haciendo algo que, sin querer, provoque que tus relaciones se rompan.
Ahora también puedes escuchar este artículo clicando en “Reproducir”:
En este post analizaremos dos patrones de comportamiento que podrían ser los responsables estas rupturas y trataré de darte algunas soluciones.
Esta vez lo haré a través de una historia inventada porque, a veces, es más fácil entender algunos de nuestros comportamientos a través de los cuentos.
La historia de Señora Planta
Me gustaría contarte una pequeña historia, y para ello, es necesario que imagines el escenario que te planteo:
a) Patrón por escasez
Imagina que te regalan una planta, ¡es preciosa!
Tan bonita, tan tierna, tan luminosa, tan colorida…te encanta mirarla.
Así que la pones en un lugar de la casa donde la ves bien y, cada vez que la miras, te quedas encandilada con su belleza.
Al día siguiente, cuando te levantas, vas a ver a tu planta, le dices lo bonita que está y lo contenta que estás de tenerla en casa, y continuas con tus tareas diarias.
Esta mañana le diste una mirada de refilón cuando pasaste por su lado, pero como tenías prisa, te fuiste corriendo.
Han pasado tres días y has estado tan ocupada/o haciendo cosas, que casi no te ha dado tiempo de ir a contemplar tu planta.
Pasados 7 días, al levantarte te acuerdas de tu planta y vas a verla.
¿Cómo puede ser que después de una semana empiece a estar mustia?
Pero ¿qué clase de planta es esta?
¿Es que no puede seguir siendo tan bonita como al principio?
Te enfadas con tu planta por no ser como tú esperabas.
Dos semanas más tarde, tu planta ha muerto.
¿Pero qué le ha pasado?
Empiezas a pensar y te das cuenta de que, has estado tan “ocupado/a” que se te olvidó regarla.
¿Ya te acuerdas de regar tus relaciones o estás demasiado ocupada/o “haciendo” cualquier otra cosa?
También puede pasar totalmente lo contrario. Volvamos otra vez a la historia de la Señora planta.
b) Patrón por exceso
Estás tan ilusionada/o con tu nueva planta que, cada mañana cuando te levantas, la riegas.
Claro, porque las plantas necesitan agua.
Pero no se te ocurre buscar información sobre cuánta agua necesita “esa determinada planta”, porque tu ilusión por cuidar de la planta es tan grande, que no le das importancia a esas cosas.
Al cabo de una semana, tu planta está mustia en vez de estar resplandeciente.
¿Pero cómo es posible? ¡Con todos los cuidados que tú le das!
Ese día te enfadas con tu planta, y no la riegas, pero al día siguiente te sabe mal y vuelves a regarla.
Al cabo de 2 semanas, tu planta ha muerto.
¿Pero cómo es posible? ¡Si la has regado todos los días!
Y fíjate que precisamente por eso, por un exceso de agua, la planta se ha muerto.
¿Te dedicas a cuidar tanto a tus relaciones que las “ahogas”?
Cómo conservar relaciones de amistad o de pareja
El ejemplo de la planta me sirve para explicarte dos formas de “ahogar” una relación, pero por supuesto, hay otras.
Lo importante es que puedas valorar tu comportamiento.
¿Hay algún patrón que repites en tus relaciones?
Si tienes un patrón por escasez:
Es posible que en tu vida tengas muchos frentes, muchas obligaciones y muchas responsabilidades y puede que no le prestes demasiada atención a tus relaciones.
Pero ¿realmente quieres conservar tus relaciones de amistad o de pareja?
Si la respuesta es sí, entonces, vas a tener que empezar a cambiar cosas.
Contéstame a la siguiente pregunta:
¿En qué lugar de tu lista de prioridades se encuentran tus relaciones?
Está claro que habrá diferentes relaciones y diferentes lugares, pero yo me refiero a esas que son importantes para ti.
Tu pareja, tu mejor amiga/o…¿dónde las colocas?
Una vez tengas esto claro, hazte la siguiente pregunta:
¿Estás dándole a la relación la valoración y cuidado que se merece o la das por sentadas?
Por mucho que tengas que hacer, si quieres conservar relaciones de amistad o de pareja, vas a tener que darles un tiempo y un espacio en tu vida.
Es la única manera de conservarlas.
Revisa tu agenda, busca huecos y compártelos con aquellas personas que te importan.
Si tienes un patrón por exceso
Este patrón puede ser un poco más difícil de comprender, pero es el opuesto al anterior.
Es estar tan pendiente de la otra persona que al final, la agobias.
Por supuesto que va a depender de qué tipo de persona se trate, porque las hay que les encanta que estén todo el rato pendientes de ellas, pero no todas son igual.
Y te oigo preguntar…
Pero si es mi amiga o mi pareja, ¿no debería estar encantada de que yo esté pendiente de ella?
Pues depende.
Depende de cómo le muestres tu atención.
Recuerdo tener una pareja que me enviaba unos 30-50 mensajes durante todo el día.
El primer día, me hizo gracia.
Después de una semana, estaba harta.
Porque yo necesito mi espacio y tantos mensajes, ¡me agobiaban!
Así que vas a tener que investigar y preguntar al otro cómo se siente, para ir calibrando tus atenciones.
Porque una entrega muy grande y desequilibrada, podría robar el espacio del otro.
Y lo que empezó muy bien, podría acabar muy mal.
Las relaciones necesitan equilibrio
Una consecuencia inesperada
Este segundo patrón tiene una consecuencia curiosa.
Y es que cuanto más te acercas tú, más se aleja el otro.
La persona puede quererte y querer estar contigo, pero al no dejarle su espacio, se lo tiene que tomar.
Así, podría pasar que:
- cuanto más le/la llamas, menos responde
- cuanto más le propones hacer cosas juntos, más ocupado/a está
y tú, acabas por no entender nada de lo que está pasando.
Podría ser que esté tratando de poner distancia, para no ahogarse. Pero también podría ser algo diferente. No se puede generalizar.
Mi consejo es el siguiente: pisa el freno y para.
- No propongas 5 cosas, propón una y espera a ver qué pasa, a ver cómo reacciona el otro o la otra.
- Acuerdate de mirar esa relación, pero no te pases el día contemplándola.
- Espera a que él o ella te proponga también algún plan
- No se trata de darlo todo el primer día, pero tampoco de no dar nada.
Es más un “dar” un poquito o proponer algo y esperar.
Esperar para ver si el otro también da o propone, también te mira y también se acerca.
Y así ir equilibrando la relación.
Recuerda que conservar relaciones de amistad o de pareja es cosa de DOS.
¿Y qué pasa si el otro no riega la relación?
Bueno, entonces, será momento de pararse a reflexionar.
- ¿Estás dispuesta/o a mantener esa relación tu sola/o?
- ¿Quieres ser la única o el único que la riegue?
- ¿Estás seguro/a de que NO quieres una relación recíproca?
Me he encontrado a muchas personas en terapia en esta situación. De hecho, yo también la he vivido.
Y por mi experiencia y, por raro que te parezca, puedo decirte que a veces es díficil dejar marchar a aquella persona que no te da lo que tú quieres.
¿Te ha pasado a ti también alguna vez lo mismo?
¿Te aferras a conservar relaciones de amistad o de pareja sólo porque “tú quieres” que funcionen?
¿Eres consciente del precio que estás pagado?
Mi consejo, en este caso, es: Respira hondo, date media vuelta y empieza a caminar hacia otra dirección.
Mereces estar con alguien que riegue la relación tanto como tú.
No te conformes con menos.
Porque si lo haces, sólo conseguirás que tu autoestima se caiga por los suelos.
Y no vale la pena.
Resumiendo:
- respetarte a ti y al otro
- tener relaciones recíprocas en las que ambos os sintáis bien con lo que tenéis
- dedicar un tiempo a regar la relación
- apartarte de las personas que no riegan la relación y te dejan sin fuerzas
- elegir relaciones que te nutran como persona y, sobre todo,
- no dar nada por sentado
es lo que te ayudará a tener relaciones duraderas.
Si lo que te he explicado te ha sido útil, ayúdame a llegar a mas personas compartiendo este post.
Soy buena persona con la gente, pero me cuesta mantener amistades y tener empatía.
Hola Albert, habrías de investigar qué es lo que hace que tus amistades no se mantengan. Respecto a la empatía, quizá podrías empezar a practicar con habilidades sociales. Un saludo.