Pensar demasiado es algo que la mente hace constantemente.
Cualquiera diría que la mente no tiene otra cosa que hacer.
Y así es…
La función de la mente es pensar.
Los expertos dicen que tenemos unos 60.000 pensamientos al día.
Es como si tuvieras una voz interna que se pasa el día hablándote:
Según Joe Dispenza, lo curioso es que la mente repite día tras día los mismos pensamientos.
Y yo añadiría que, especialmente, se enfoca en los negativos:
- Te recuerda algo malo que te sucedió en el pasado
- Hace juicios sobre las personas con las que te relacionas
- Te compara con personas o situaciones
- Se queja de todo
- Y te mantiene al día de todos las cosas que no funcionan.
A menudo, basándose en una experiencia del pasado,
juzga el presente
y te dice que no te arriesgues,
que te va a ir mal,
que ya sabes lo que te pasó aquella vez…
Y esa mente se convierte en tu tirano mental.
Tu peor enemigo.
En vez de apoyarte,
se dedica a plantearte un futuro negro,
que te causa malestar y sufrimiento.
Pero entonces,
¿Es posible dejar de pensar?
Imagina una cabra saltando por el monte.
¿Es posible que la cabra deje de saltar?
Hombre, posible es, pero está en su naturaleza su capacidad de moverse.
Imagina a tu mente como si fuera una cabra.
Salta de un pensamiento a otro, sin parar.
¿Y cuál es el problema para los seres humanos?
(para las cabras no hay problema)
Que se IDENTIFICAN con aquello que piensan.
¿Y eso que significa?
Que te CREES TODO lo que tus pensamientos te dicen.
Hasta llegar a pensar que ERES lo que piensas.
Como estás dominado por tu mente, ésta crea un falso yo.
Un personaje que será el que, sin darte cuenta, te dediques a representar en tu vida.
Tu personaje está lleno de problemas y conflictos que le llevan a una incesante lucha para solucionarlos.
Así, la mente se convierte en tu amo y tú en su esclavo.
Tu mente decide, ya que tú no eres capaz de “desidentificarte” de aquello que piensas.
Ni tú.
Ni yo.
Sólo “conozco” a una persona capaz de “no pensar”.
Se llama Eckart Tolle, autor del libro del Poder del Ahora.
Libro muy interesante que si no has leído te recomiendo.
Pero que no podamos dejar de pensar no significa que no podamos aprender a ponerle límites a nuestra mente.
Es posible reducir el ruido mental,
y como consecuencia
encontrar la tranquilidad interior.
3 consejos para no pensar demasiado
Retomando el ejemplo de la cabra.
Si tú le pones una cerca a la cabra,
su espacio para ir de un lado a otro, disminuye.
Pues lo mismo se puede hacer con tu mente.
Pero es algo que requiere práctica.
1. Limita el “tema” al que se dedica tu mente:
Por ejemplo, si tú decides que quieres observar tu respiración, limitas a tu mente a mirar ahí.
La mente seguirá “saltando” sí, pero con la práctica, tendrás cada vez más facilidad para “devolver” a tu mente a tu respiración.
En esto el Mindfulness es la estrella.
Y si todavía no lo tienes, te dejo aquí mi minicurso gratuito de Mindfulness:
2. Distingue entre el observador y lo observado.
Si tú (sujeto) te pones a observar una flor (objeto),
es posible que te vengan diferentes pensamientos sobre la flor.
Pero si te preguntas:
¿QUIÉN está observando?
En ese momento puedes ver la diferencia.
3. Dirige tu pensamiento al Ahora.
Por ejemplo, cuando subes las escaleras:
- céntrate en los detalles del escalón,
- date cuenta del movimiento que tu cuerpo realiza para subirlo,
- de los músculos que se activan para realizar ese movimiento,
- de la respiración de tu cuerpo cuando subes ese escalón…
Has de mantenerte TOTALMENTE presente.
Esto también lo puedes utilizar cuando tu mente está constantemente saltado,
entre el pasado y el futuro.
Y quizá, al cabo del tiempo, algún día te sorprendas de que
lo que la mente piensa ya no es tan serio ni tan importante,
porque tú, habrás dejado de identificarte con ella.
Sé que todo esto es más fácil decirlo que hacerlo.
Pero también sé que si practicas es posible.
¿Cómo llevas tú el hecho de pensar demasiado?
¿Me lo cuentas en los comentarios?
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