¿Conoces la diferencia entre un problema o una dificultad?
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A veces, vemos problemas donde hay dificultades y otras, queremos creer que nuestros grandes problemas, no son más que pequeñas dificultades.
La verdad es que la diferencia no siempre es fácil de saber. Así que con este post me propongo poner un poco más de luz en el asunto.
¿Cuál es la diferencia entre un problema o una dificultad?
La dificultad puede definirse como los obstáculos que se tienen que superar para alcanzar un determinado objetivo.
Significa que vas a tener que esforzarte por lo que quieres o bien, que vas a tener que aprender la manera de gestionar aquello que te sucede. No va a ser pedir y obtener, tendrás que dar algo a cambio.
Quizá:
- tu esfuerzo
- tu creatividad
- tu lucha
- tu estrategia.
Vamos, que te va a costar un poco más de lo que te costaría, si no tuvieras ninguna dificultad.
Un problema tiene una definición más amplia, pero para lo que aquí nos interesa, podríamos decir que es aquél que causa un malestar físico, mental o emocional, y que requiere de una solución. Es aquél que te invalida tu vida o una parte de ella, hasta el límite de que no eres capaz de superar esa situación tú sola/o, bien sea porque :
- no sabes cómo hacerlo
- porque estás bloqueada/o emocionalmente.
Pero aquí viene lo difícil de la cuestión:
Lo que para una persona puede ser un problema, para otra puede ser una dificultad y viceversa.
Entonces, ante situaciones habituales de la vida cotidiana, si tienes la duda de si lo que te sucede es un problema o una dificultad, puedes preguntarte:
¿Hasta qué punto esto que te está pasando es algo que puedes aceptar y gestionar, o bien, está limitando tu vida o te hace sentir mal?
Por ejemplo:
Una persona tiene necesidad de ir al lavabo, pero como no está en casa, tiene que ir al servicio público. Resulta que si hay alguien en el lavabo de al lado, tiene que esperar hasta que la persona se vaya para poder hacer sus necesidades. Normalmente, la espera es entre 1 y 2 minutos.
¿Qué dirías que es esto? ¿Un problema o una dificultad?
Pues depende.
Habría que investigar si la persona puede aceptar esta “dificultad de ir a los servicios públicos” como algo “que le pasa” pero que no le limita para nada su vida.
En ese caso, sería una dificultad.
Pero, si la persona realmente lo pasa mal cada vez que está en un servicio público, le coge ansiedad, es incapaz de hacer nada, y pasa muchas horas sin poder ir al lavabo, entonces, esto ya empieza a complicarle la vida.
En ese caso, sería un problema.
Pero tiene que ser la persona la que valore todas esas cosas.
¿Hasta qué punto lo que te pasa, te agobia, te limita, te genera ansiedad, te hace sentir mal…?
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Cuando confundes una dificultad con un problema
Imagínate que tienes una dificultad y resulta que tú la ves como un problema. Buscas ayuda profesional y empiezas a investigar sobre esa dificultad.
Aquí pueden pasar dos cosas:
- Te das cuenta de que en realidad no es un problema. Paras la terapia y asunto resulto.
- Conviertes una dificultad en un problema real
Que yo no digo que no te pueda ir bien dedicarle un poco de tiempo a investigar por qué tienes esa dificultad. Quizá te salgas algunas creencias limitantes, quizá descubras algún tipo de obsesión o fijación.
Pero, ¿realmente hay que buscarle un “por qué” a todo?
Fíjate, que si hubieras sido capaz de aceptar tu dificultad como algo “natural” por ejemplo, “te cuesta ir al baño público cuando hay gente”.
Sí, te cuesta ¿y?
¿Es que no te tiene que costar nada en la vida?
A veces, hay cosas que nos cuestan.
Y no pasa nada.
No hay que invertir 5 años de terapia para resolver una dificultad.
¿Entiendes lo que quiero decir?
Todos somos un poco neuróticos. De hecho, Guillermo Borja, en su libro La locura, lo cura decía algo así como:
“si en una sociedad neurotizada como la nuestra, naciera alguien no neurotizado, habría que neurotizarlo para que se pudiera adaptar a vivir en esta sociedad“.
Pues es eso a lo que me refiero.
Que todos tenemos dificultades y que cierto grado de dificultad es incluso positivo. Pues a partir de las dificultades utilizas tus recursos y capacidades para superarlas y aprender en el proceso.
Cuando confundes un problema con una dificultad
Esto es más peligroso, porque al no ver el problema o no considerarlo como tal, no vas a buscar la ayuda que te hace falta, y vas a seguir estando mal en tu situación.
En este caso se incluyen todas las negaciones en general.
Es estar pasándolo mal, pero autoengañarte con lo típico de:
- A mí no me pasa nada
- Esto lo soluciono yo cuando quiero
- No es para tanto
- Yo no tengo ningún problema
¿Te suena alguna de estas frases?
No voy a hablar de problemas como el alcoholismo, la anorexia, etc. que son enfermedades que el enfermo niega como norma general. Me refiero a esas no tan pequeñas cosas que te hacen sufrir y que, por no darles la importancia que merecen, sigues en una situación de malestar durante mucho tiempo.
Por ejemplo:
- Te sientes insatisfecha con tu relación de pareja, pero eres incapaz de tomar ninguna decisión al respecto. Estás paralizado/a y lo único que hacéis es discutir y sufrir.
- Ya no recuerdas el tiempo que llevas sintiéndote triste sin saber muy bien por qué. Tu vida es rutinaria, no tienes ilusión por nada y simplemente, te dedicas a dejar que la vida pase.
- Tienes un problema de relación con alguien (tu jefe, tu amiga, alguien de tu familia) y cada vez que tienes que verl@ te genera ansiedad, que no sabes cómo gestionarla.
¿Realmente tienes que pasar esto sola/o? ¿No crees que un poco de ayuda te vendría muy bien?
Partamos de la base de que Mereces Estar Bien. Está claro que en la vida hay dificultades, eso sí, pero si gestionas los problemas no tendrás grandes sufrimientos.
¿Puedes ver con más facilidad la diferencia entre un problema o una dificultad?
Supongo que la moraleja sería: no hagas una montaña de un granito de arena, pero si el granito de arena se te mete en el ojo, busca ayuda inmediatamente.
Y si por ti sola o solo no te bastas para descubrir la diferencia entre ambos, ya sabes que aquí me tienes para lo que necesites. Ponte en contacto conmigo y te ayudaré a aclararte.
Sara dice
Soy lesbiana, tengo pareja desde hace dos años y medio y nos llevamos 14 años de diferencia, siendo yo mayor. Empezamos la relación y hasta un año después no le dije a mis padres que estaba saliendo con una mujer. Ambos siempre han tenido comentarios homófobos y nunca me sentí preparada para sincerarme sobre mi orientación sexual con ellos. Me vi presionada por mi pareja e incluso me dio un ultimátum para dejar la relación dado que yo quedaba con ella a escondidas, y nunca me quedaba a dormir con ella. Me dijo que necesitaba seguir dando pasos en la relación o se planteaba dejarlo. Tuve que contarlo a mis padres y aquello me acarreó muchos problemas hasta conseguir a día de hoy afianzar la relación. Pero, he sido tía recientemente, y hasta hace dos semanas, desde hace unos seis años no he tenido relación con mi hermano. Tengo una relación con él y su mujer meramente cordial, pero no saben que soy lesbiana ni que tengo pareja. Mi pareja ha comprado un detalle para mi sobrina y me he sentido presionada por ella al verme en la situación de tener que contar de quién proviene el detalle. El caso es que aún no me ha dado el regalo, y me he agobiado y me ha entrado mucha ansiedad al ponerme en la situación de decirle a mi hermano y su pareja que el regalo es de mi pareja, una mujer. Mi hermano es una persona violenta que en muchas ocasiones nos ha maltratado psicológicamente a mis padres y a mí. Y mi cuñada es bastante religiosa. Me siento en el compromiso moral de decirles que mi pareja ha hecho un regalo a la niña pero me pongo en cualquier situación y temo que quieran apartarme de mi sobrina. Tengo muchos miedos y siempre me pongo en lo peor porque he vivido muchas situaciones dolorosas por parte de mi familia. No sé que hacer. Y además, mi pareja considera que no la doy el lugar que merece y me siento muy agobiada. Por favor, necesito ayuda
Miriam Esquivel dice
Hola Sara, tu situación es complicada. Yo entiendo la posición de tu pareja pero al mismo tiempo también veo la tuya. Mi opinión es que tendríais que llegar a acuerdos de cuándo es una buena decisión y cuándo no el hablar libremente de vuestra relación en función de las consecuencias que eso pueda comportaros. Si el precio de decirle a tu hermano que tienes una pareja que es una mujer es tener que renunciar a ver crecer a tu sobrino…es un precio alto. Al mismo tiempo, tienes que valorar si son sólo tus miedos. Quizá podrías “tantear” a tu hermano hablando “en general” y ver cómo reacciona. Un saludo