¿Te ha pasado alguna vez que han pasado tus límites y tú no te has dado cuenta?
¿Qué es un límite?
Un límite en psicología es el tratarte con cariño y respetar tanto a ti mismo como al otro.
Una palabra que explica mejor este concepto es la Asertividad.
Ser asertivo es una habilidad social que consiste en tener claros y defender tus derechos y tus ideas, al mismo tiempo que respetas los derechos y las ideas de otras personas.
Poner un límite, no es imponer tus ideas por la fuerza o por tu “autoridad”.
Lo típico de “porque soy el jefe/tu padre/hermano/madre/etc. y punto”
Tampoco lo es manipular a otras personas para que hagan lo que tú quieras.
¿Por qué no puedo poner límites?
Hay muchas razones por las que puede ser difícil poner límites.
Por ejemplo,
Por el miedo:
– al abandono
– a las discusiones
– a herir a otra persona
– al rechazo
– a las consecuencias, etc.
Por la inseguridad:
– de no confiar en ti para expresar lo que piensas o sientes
Por Falta de estrategia:
– ya que no tienes claro qué decir o qué hacer
Por Desconocimiento:
– de que te están pasando el límite.
Por ejemplo, ¿cómo reaccionas cuando…
- …te hablan o te tratan mal?
- …desvaloran tus opiniones o el trabajo que haces?
- …te hacen comentarios desagradables?
- …te hacen comentarios críticos sobre cómo vas vestido,maquillada o el cuerpo que tienes?
- etc.
Quizá te da miedo o no te atreves a decir algo por temor a las consecuencias que eso pueda tener para ti.
Aunque también podría ser que no quieres herir a la otra persona y te callas…porque “la entiendes”.
Otra opción es cuando te quedas en shock o bloquead@ y no sabes cómo reaccionar.
Pero si te sientes mal y no saber por qué…es posible que no asocies esos comportamientos con un traspaso de tus límites.
Tu mente no te dice que esos comportamientos NO son adecuados.
Pero tú no lo ves.
Y, ¿por qué no lo ves?
Pues podría ser que hayas crecido en un ambiente en el que tus propios padres hicieran cosas parecidas.
Así que tú identificas como “normales” comportamientos de otras personas que no lo son.
También podrías tener alguna creencia que te dice que:
“si dices que no, eres una mala persona” o
“te van a abandonar” o
“a dejar de querer”.
Yo crecí en una familia donde mi padre, debido a su enfermedad del alcoholismo, me maltrataba psicológicamente, desvalorando muchas de mis acciones.
Mi madre no identificaba tampoco los comportamientos de mi padre como “graves”.
Porque en su época, los “hombres tenían razón”
Y a las mujeres no se les escuchaba mucho.
Así, había crecido mi madre.
¿Qué crees que me pasó a mí cuando empecé a tener relaciones que me faltaban al respeto?
Te lo contaré con una historia.
Mi primer novio era una persona muy celosa.
Yo tenía 16 y él 18, así que ya te puedes hacer una idea de la mezcla de dos adolescentes inseguros.
El caso es que en aquella época discutíamos por todo.
- Si me ponía una falda…”corta”
- Si consideraba que había mirado “más de la cuenta” a algún otro chico
- Si sonreía a alguna otra persona…
Pero esto era sólo una parte de su personalidad o inseguridad.
Luego, era una persona muy maja.
Atento.
Enamorado.
Siempre disponible.
Así que cuando nos poníamos a discutir, por tonterías, yo siempre me quedaba a escuchar todas sus argumentaciones.
Y, por supuesto, a defender las mías.
¿Pasaba mis límites?
Sí.
Entonces,
¿Por qué me quedaba allí, escuchando y “luchando” por “tener razón”?
Porque en aquella época,
Yo no entendía nada.
No sabía lo que significaba poner límites.
Y, NO identificaba que YO tenía que poner límites.
Cómo poner límites a otras personas
Lo primero que te recomiendo, si todavía no lo has hecho, es que te descargues mi guía gratuita en la que te explico un proceso de 3 pasos para aprender a decir no.
Por otro lado, te resumo algunas de las acciones que tendrás que realizar.
1. Definir los límites personales
Esto consiste en definir:
- qué estás dispuesta/o a aceptar y qué no
- qué te gusta y qué no
- qué trato quieres recibir y cuál no
- cuándo tienes que pararle los pies a otra persona
Muchas veces, sin haberlo pensado antes, ya lo sabes.
Pero otras, donde el límite no lo tienes tan claro, es importante definirlo para no acabar en una situación incómoda.
Una vez definido el límite, tendrás que decidir qué acciones realizarás en caso de que te pasen tu límite.
Por ejemplo:
- Si pasa esto, hago lo otro.
- Si sucede tal cosa, actuaré de tal manera.
Habrá situaciones en las que ni siquiera tendrás que pensar demasiado en esto, porque te saldrá de manera automática, pero
¿y si no sucede así?
Entonces te recomiendo…
2. Identificar las situaciones donde hay que poner límites
Estoy segura que hay situaciones en las que te encuentras incómodo/a.
Empieza a identificar cada una de esas situaciones y a buscar qué es lo que te hace sentir mal.
- ¿Son las personas?
- ¿Es alguna creencia tuya?
- ¿Es la situación?
Sea lo que sea, si te sientes mal significa que algo está pasando.
Tendrás que definir un límite y una acción asociada.
3. Estar atenta/o a las “alarmas” corporales y emocionales
El cuerpo te avisa cuando algo “no va bien”.
Cuando no tengas muy claro si han pasado uno de tus límites, siempre puedes escuchar a tu cuerpo.
En general y si la cosa no es demasiado grave, empiezas a sentir malestar.
Es un malestar o incomodidad indefinido,
porque no acabas de encontrar la causa que te lo provoca.
También podrías empezar a tener pinchazos en:
- el plexo solar (en el centro justo debajo del pecho)
- el pecho
- el cuello
- el estómago
Otra forma que tu cuerpo tiene de avisarte es a través de tus emociones.
Es posible que en situaciones en las que te pasen tus límites te sientas:
- triste
- frustrado
- con rabia
- etc.
Y cuando te han pasado los límites muchas veces, entonces, puede que tengas ansiedad.
Aquí el cuerpo ya te envía alarmas de:
- Aumento de los latidos del corazón
- dificultad de respirar
- sudoración
- mareo
- etc.
Sea como sea, es muy importante atender a estas señales que tu cuerpo te manda porque te está enviando un mensaje.
Y es necesario que lo escuches para poder reaccionar.
4. Actúa y pon límites
Ya has definido tus límites.
Sabes las situaciones en las que has de estar más atento/a.
Reconoces las señales de tu cuerpo que te avisan de que algo “anda mal”
Y también has decidio qué acción o comportamiento realizar cuando alguien pasa tu límite.
Pues si sólo haces estos pasos pero a la hora de la verdad, no los llevas a la práctica, no te va a servir de nada.
Un límite va asociado a una acción o consecuencia.
Si no fuera así, no habría límite.
Así que ya sabes lo que te toca.
Trataré de explicártelo poniéndote ejemplos.
Imagínate que una persona empieza a desvalorarte y a hablarte faltándote al respeto, poner un límite puede ser por ejemplo:
- decirle que te hable de manera distinta y que no te falte al respeto
- informarle que si continúa hablándote así, no continuarás hablando con esa persona
- si sigue, irte
Otras veces hay personas que quieren “tener razón” o que pienses o hagas igual que ellos.
En este caso, poner un límite puede significar simplemente pedirle que entienda que tú piensas o tienes valores distintos y que cada uno tiene derecho a tener su forma de pensar y actuar.
O también podría ser que alguien quiera hacer algo que tú no quieres, por ejemplo, tener relaciones sexuales o realizar determinadas acciones, mentir, estafar o hacer daño a otra persona.
En este caso poner un límite puede ser decir no y mantenerte en tu decisión.
Pero no tienen por qué ser cosas extremas, a veces, incluso una persona que pretende que tú hagas todo lo que tendría que ser trabajo de ambos, está pasando tus límites, por lo que en este caso, poner un límite es negarte a hacer lo que es responsabilidad del otro.
Te dejo un vídeo donde te explico cómo poner límites sin sentirte mal
Cuando el que que se falta al respeto eres tú
No siempre son los otros los que te faltan al respeto.
Me encuentro con muchas personas que ellas son las primeras que lo hacen.
¿Y cómo se falta el respeto a uno mism@?
Pues por ejemplo:
- cuando te propones hacer o decir algo y llegado el momento no lo haces
- cuando te desvaloras o te desprecias
- cuando te pasas el día criticando tu cuerpo, tu persona, lo que haces…
- cuando te exiges constantemente hasta límites que no le exigirías a otros
- etc.
Te das mil excusas para justificar esos comportamientos,
pero no dejan de ser una falta de respeto hacia ti.
En tu mente existe una vocecita o tirano mental que le encanta faltarte al respeto.
En este caso, tendrás que seguir los mismos pasos explicados anteriormente pero contigo.
Te lo explico con un ejemplo:
Imagina que quieres ser efectivo/a en el trabajo y que sueles exigirte mucho.
Al cabo de un tiempo, esa exigencia se vuelve cada vez más agobiante.
Finalmente, explotas emocionalmente,
por no poder aguantar tu propia presión.
Ejemplo de ponerte un límite a ti
1. definir el límite. Cuando te exijes dar el 100% o el 200% constantemente y no te concedes descansos, te estás poniendo en una situación complicada.
Por lo que una definición de tu límite podría ser, por ejemplo:
Tratar de rendir el 100% en situaciones de urgencia, pero luego, reducir el ritmo y la exigencia personal.
Además de incluir descansos para recuperarte.
2. identificar las situaciones: en este caso una situación de riesgo para ti es el trabajo o un proyecto determinado.
3. identificar las alarmas. Imagina que llevas 4 o 5 días exigiéndote dar todo y más, pero como a pesar de haber definido el límite, te lo estás saltando, empiezas a sentirme mal.
Quizá frustrada, agobiado, irritable, triste, con ansiedad…o con pinchazos en el pecho.
Una vez te das cuenta, es cuestión de recordarte el límite que definiste
y identificar la situación actual en la que NO lo estás llevando a cabo.
4. Poner límites: Como ya te has dado cuenta de que has pasado tu propio límite, tienes la capacidad de reaccionar.
Podrías, por ejemplo:
- darte ciertos descansos en los que puedas recuperar fuerzas
- darte espacios donde hacer activamente nada,
- introducir en tu semana alguna actividad de ocio y disfrute
- reducir tu efectividad al 60-80%
- etc.
¿Qué pasa cuando pones límites?
Si tú te respetas y respetas tus límites, los otros también lo harán.
Si alguien pasa tus límites y tú se lo haces ver
actuando de una determinada manera o
poniendo una consecuencia,
estás enseñando a esa persona cómo debe tratarte.
El saber cuáles son tus límites te protegerá de explosiones emocionales innecesarias.
Cuando seas capaz de poner límites, es decir,
de tomar decisiones y actuar al respecto cuando no se cumplan,
aumentará la confianza en ti.
Y también aumentará tu autoestima y tu fortaleza.
Si no aceptas que los demás pasen tus límites, no lo toleres tampoco de ti.
Algunos límites serán fáciles de poner y en otros tendrás que practicar, así que tómate esta práctica muy en serio.
Maria dice
Hola . Tengo una relación de 15 años . Mi esposo es emprendedor. Eso me gusta . Pero dedica todas sus fuerzas a obtener sus logros a pesar de que estos le produzcan estrés y a causa de esto constantemente se enoja conmigo , usa insultos y palabras hirientes Y me dice que soy muy delicada y llorona . Que debería ser más fuerte . Que eso es porq me consintieron de niña . Alude el .
Trato de poner límites a su falta de respeto .pero termino sin fuerzas . El siempre gana . Que el habla así , es su escudo de Fensa. He pensado en separarme y no se que pasa . A q le temo si tengo un trabajo estable ?
Miriam Esquivel dice
Hola María, yo también soy emprendedora y no por eso hablo mal a mi pareja o le insulto porque estoy estresada. No es una excusa. Es cierto que el estrés puede llegar a irritar a una persona, pero no es tu problema. Él tendría que encontrar la manera de desestresarte para que su trabajo no afecte a vuestra relación a esos niveles. Si realmente has llegado al punto en el que quieres separarte pero no acabas de dar el paso, quizá este artículo pueda ayudarte: https://www.mypsicologa.com/dejar-a-tu-pareja/ Un saludo
JAKELIN dice
Hola, Miriam la verdad puedo yo como persona llegar al limite de ya no seguir considerando mi amiga a aquella persona que me trato mal? esta bien que yo ya no la considere mi amiga?siento que sobrepaso mi límite ,prácticamente me dijo que yo estaba mal,me hecho la culpa siendo mi amiga, todo por un trabajo en grupo en la universidad
Miriam Esquivel dice
Hola Jakelin, pues sí, es posible, pues las relaciones cambian y los sentimientos hacia las personas también. Yo lo que te diría es que si es una “buena amiga” trates de hablar con ella y decirle cómo te sentiste y cómo eso ha afectado a tu relación con ella para que no se vuelva a repetir. Pero sí, probablemente, ya no vuelvas a verla como antes, almenos, hasta que las cosas se calmen entre vosotras y, o bien, recuperas la confianza en ella o bien, deja de ser tu amiga o pasa a ser una “conocida”. Un saludo.