Para entender el dolor que pueden causarte las expectativas sobre los demás, me gustaría que contestases a la siguiente pregunta:
Ahora también puedes escuchar este artículo. Clica en “Reproducir”
¿Te decepciona que los otros no reaccionen como tú esperas?
No te preocupes, a todos nos ha pasado.
La expectativa como valor
Una expectativa es un pensamiento o creencia, un deseo o ilusión, un sentimiento de esperanza que experimentas respecto a alguien o a algo.
Esa expectativa viene determinada por:
- la educación que has recibido
- tu personalidad
- tu forma de relacionarte y, sobre todo,
- tus valores.
¿Y cómo se crearon tus valores?
De niñ@, eras una esponja, es decir, absorbías absolutamente todo lo que tus padres, educadores y personas importantes te decían.
En esa época todavía no eras madura/o emocionalmente, así que aceptaste los valores de los tuyos, especialmente, de tus padres como lo “normal”. Incluso en aquella época podías llegar a creer que todo el mundo pensaba, sentía y hacía según el mismo criterio.
Por ejemplo,
Si tus padres fueron una personas “disponibles” en el sentido de que si alguien les pedía ayuda, la daban. Probablemente, tú habrás crecido con ese valor, el de ayudar a otras personas.
Así, cuando una amiga tuya tenía un problema y venía a contártelo, tú estabas “disponible” para ella y la ayudabas en lo que podías.
Porque para ti el “ayudar” y “estar disponible” era o es “lo normal”.
Vamos a imaginar que de adulta, tú tienes un problema, y te vas a aquella amiga a la que tú has ayudado tantas veces y resulta ella te pone cualquier excusa para no ayudarte o no estar “disponible” para ti.
Entonces tú te preguntas:
Pero, ¿cómo es posible?
Y piensas: si lo “normal” es estar disponible y ayudar a otras personas, ¿no?
Pues no.
Eso sería lo “deseable” pero NO puedes esperar que todo el mundo reaccione así.
¿Por qué?
Pues porque cada persona tiene una experiencia, unos valores, unas creencias y una forma de ver la vida que, generalmente, no es la misma que la tuya.
Podríamos decir que hay tantas formas de reaccionar como personas en el mundo, pues cada persona es única.
¿El sufrimiento te lo causa el otro o tu propia expectativa?
Esta pregunta es muy interesante, porque normalmente, sueles atribuirle la causa de tu sufrimiento a la respuesta “no esperada” del otro.
Pero dime:
¿Quién se monta la película de que “el otro” va a actuar como tú quieres?
Ya…, si a mí también me ha pasado.
Lo reconozco…muchas veces.
Y he sufrido mucho, porque NO lo entendía.
No entendía cómo los valores pueden cambiar tantísimo de una persona a otra.
Y cómo las reacciones de ciertas personas, pueden ser tan distintas de lo que yo haría en realidad.
Pero eso no significa que mi respuesta sea mejor, sino simplemente, que el otro tiene una respuesta distinta y no hay nada de malo en ello.
En función de la respuesta del otro/a, podré conocer mejor cuáles son sus valores y saber si a mí me conviene o no relacionarme con esa persona.
Pero si te engañas pensando que el otro o la otra va a reaccionar como tú quieres, vas a sufrir mucho.
Porque el otro te va decepcionar tarde o temprano, porque aunque haya situaciones en las que tengáis los mismos valores, llegará una en la que no
Y es ahí donde tienes que tener la mayor comprensión del mundo para saber que el otro es un ser independiente y tiene su propia manera de reaccionar.
Lo ideal es que aunque al principio te pueda hacer daño su forma de reaccionar, no te lo tomes de manera personal.
Lo importante es que comprendas que:
Cada vez que las expectativas sobre las demás se apoderan de ti, te ilusionas.
Te creas tu propia fantasía.
Y claro, como es una fantasía, al no cumplirse, te desilusionas, te decepcionas y sufres.
Ya sé que no es fácil.
Pero, en general, el otro o la otra NO es el responsable de tu dolor.
Es tu propia expectativa la que te hace sufrir.
Seguir teniendo expectativas continuamente y por lo tanto decepciones ininterrumpidas, puede hacerte caer en una espiral de rabia, agresividad o incluso depresión, por se incapaz de comprender que lo que el otro piense, diga o haga no tiene que ver contigo, sino con él o ella misma.
Si eres capaz de comprender esto, dejarás de sufrir.
¿Se puede evitar tener expectativas sobre los demás?
Yo creo que se puede, pero se necesita práctica porque estás tan acostumbrada/o a “esperar” una determinada respuesta del otro, que la expectativa se genera de manera automática.
Es decir, casi nunca eres consciente de este proceso.
Pero yo me pregunto:
- ¿Y si tú, de entrada, ya cuentas con que el otro o la otra, va a pensar, sentir y actuar de una manera diferente de como tú “esperas” que lo haga?
- ¿No haría eso que dejaras de montarte tus propias películas?
Quizá podrías simplemente ACEPTAR que el otro es otro distinto de ti y que si te abres a otras alternativas, incluso podrías ampliar tu visión.
Utilizar la expectativa como recurso
Te propongo un pequeño ejercicio:
Imagínate una mesa redonda con sillas vacías a su alrededor. En el centro de la mesa, tendrás que colocar el problema o la situación que te preocupa.
Eliges una primera silla y te imaginas como tú reaccionarías ante esa situación.
Luego, te vas cambiando de silla y empiezas a buscar otras alternativas, otros ángulos de visión.
Para ello también puede ayudarte imaginar cómo crees tú que otras personas reaccionarían ante la misma situación:
- ¿Cómo reaccionaría Juan al respecto?
- ¿Cómo actuaría María en esta situación?
- ¿Cómo se sentiría Laura si le pasara lo mismo que a mí?
- ¿Cómo pensaría Felipe ante este problema?
- ¿Qué te diría tu madre/hermana/amiga…al respecto?
- Etc.
La idea de este pequeño juego consiste en ampliar tu percepción, tu manera de ver las cosas.
Para no dejarte atrapar por tu visión personal y cerrada de cómo debería ser la vida, las personas o las situaciones.
Haz el intento.
No tanto de no tener más expectativas, sino por empezar a ampliar tu visión.
Si consigues tener bajo control las expectativas sobre los demás, podrás mejorar muchísimo tus relaciones, incluso la relación contigo misma.
Como decía De Heinz von Foester:
Es decir, no esperes que las cosas sean de una determinada manera, la tuya, sino que ábrete a otras posibilidades para ampliar tu repertorio y poder elegir lo que más te convenga.
Si te ha gustado este artículo, compártelo.
Andrea dice
Muy buen artículo, si dejáramos de hacernos expectativas de los demás y nosotros mismos considero también dejaríamos de lado el control que encadena demasiado. Saludos
Miriam Esquivel dice
Totalmente de acuerdo Andrea 🙂