¿A ti también te ha pasado que alguien te pregunta, propone o pide algo, piensas en decirle que no, pero te sale un sí por la boca?
No te preocupes, no es nada grave, nos ha pasado a todos.
Incluso es posible que se haya convertido en un hábito tan automático, que casi no te da tiempo ni a pensarlo.
Contenidos
¿Quién decide en tu vida?
Me gustaría que antes de seguir leyendo reflexionaras sobre la pregunta que te acabo de hacer:
- ¿Deciden tus creencias?
- ¿Deciden tus miedos?
- ¿Deciden tus hábitos?
- ¿O decides tú?
Por lo general, puedo decirte que, si no has hecho un trabajo de introspección (es decir, de identificar y cuestionar tus creencias), tus acciones estarán determinadas por tus miedos, creencias y hábitos.
Y lo peor de todo es que no te has parado a reflexionar sobre ello ni a valorar si quieres seguir eligiendo lo mismo de siempre.
Recuerda que:
- las creencias se pueden cambiar
- los miedos se pueden superar
- los hábitos se pueden reemplazar
Así que, si dices sí cuando piensas no, estaría bien que te pararas a reflexionar qué es lo que hay detrás de ese hábito automático.
Porque para tener la oportunidad de elegir diferente, tienes que entender los motivos por los que tomas decisiones que NO quieres.
¿Por qué te cuesta tanto decir “NO”?
Hay muchos motivos y situaciones donde el decir no puede resultar difícil.
Algunos motivos, podrían ser, por ejemplo:
Estoy segura de que tienes un motón de creencias (como todos) que te impiden decir un “no” con tranquilidad y sin sentirte mal.
Creencias y condicionamientos sobre lo que socialmente se considera “bien” o “mal”, “adecuado” o “inadecuado” o sobre lo que “puedes” o “no puedes” decir.
Y yo te pregunto:
- ¿Quién te ha dicho que decir “no” está mal?
- ¿Qué modelo tuviste en tu infancia?
- ¿Qué te dijeron o te dicen cuando te niegas a hacer algo que no quieres?
Es necesario aprender las normas de convivencia social, pero es indispensable que puedas establecer un equilibrio entre:
- lo que tú quieres y lo que quiere…tu jefe, tu pareja, tus padres, tus amistades, la sociedad…
No es cuestión de decir a todo que no, ni de decir a todo que sí.
Has de hacer tu propia valoración en función del momento, la situación, la apetencia, las necesidades que están en juego, etc.
2. Exceso de empatía
Esto puede ocurrirte si eres una persona muy sensible y considerada con las necesidades de los demás.
Sueles mirar tanto por el otro que te olvidas de mirarte a ti.
No hay nada malo en ayudar al otro, en querer que se sienta bien, pero de nuevo, volvemos al tema del límite.
¿A qué precio?
Porque si el precio que pagas por ayudar al otro implica que nunca tienes tiempo para ayudarte a ti o que te pasas la vida priorizando a los demás, corres el riesgo de acabar deprimida/o.
Por eso, de nuevo es importante encontrar ese equilibrio entre el adentro y el afuera.
3. Miedo
El miedo es una emoción necesaria pero que en exceso puede paralizarte e impedir que hagas aquello que deseas o que digas NO cuando querrías decir sí..
Tienes quizá…
- ¿Miedo a no gustar?
- ¿Miedo a que te rechacen?
- ¿Miedo a que no cuenten contigo?
- ¿Miedo a hacer daño?
- ¿Miedo a fallar a la persona (o creer que le fallas si le dices que no)?
- Etc.
Puede que no tengas miedo a nada de esto que te digo, pero entonces has de preguntarte:
¿Cuál es tu miedo?
Averígualo porque si lo conoces, lo podrás gestionar.
Si no sabes qué miedo te impide decir o hacer lo que realmente quieres, entonces, tu miedo actuará de manera oculta y sin que te des cuenta, controlará tus decisiones.
4. Hábitos
Hay muchas personas que actúan por hábito, es decir, hacen las cosas de una determinada manera o toman decisiones concretas porque se han acostumbrado a hacerlo así.
La rutina decide por ti y el problema aquí es que no te has parado a preguntarte si eso que es “lo de siempre” o “lo habitual” es lo que tú verdaderamente eliges.
¿Estás tú en este grupo de personas?
En caso afirmativo, te voy a pedir que revises tus hábitos, especialmente, aquellos que haces sin pensar o que llevas tanto tiempo haciéndolos que ya ni te los cuestionas.
- ¿Vas a los encuentros sociales porque quieres o porque “toca”?
- ¿Haces siempre las cosas en un determinado orden porque lo eliges o porque ya te has acostumbrado?
Hazte preguntas respecto a tus hábitos y prueba a cambiar tus rutinas para ver qué pasa.
No te extrañes si al principio te sientes “incómodo/a” pues algo totalmente normal.
Prueba y luego me cuentas.
3 ejercicios prácticos para mostrar tu autenticidad
Hemos hablado de diferentes motivos que puede haber detrás de decir sí, cuando piensas no.
Pero ahora tienes que encontrar los tuyos, así que te voy a proponer 3 ejercicios:
1. Haz una lista de situaciones en las que quieres decir no, pero acabas diciendo que sí (aunque no te apetezca).
Te dejo algunos ejemplos para que puedas inspirarte:
- Una amiga te dice de ir a tomar algo, no te apetece, pero vas
- Tu pareja te propone ir a un concierto de un grupo que no te gusta para nada, pero por ir con él o ella…aguantas lo que sea
- Llegas muy cansado/a de trabajar y tu hij@ quiere que juegues con él a pillar, sacas las fuerzas de donde no las tienes y te pones a perseguirlo
- Quedas con una persona y en el último momento, te cambia el plan, el nuevo plan no es algo que quieras hacer, pero accedes
- Hace tiempo que quieres ir a un sitio, pero no quieres ir sola/o. El día que peor te va, una amiga dice que te acompaña, no es el mejor día para ti, pero aún y así, cambias en tu agenda varias cosas y vas
- Tu jefe/a te propone implicarte en un nuevo proyecto, tu vas con mucho estrés con los proyectos que ya tienes y en vez de decir que “ahora no” puedes coger más, le dices que sí.
Seguro que a ti se te ocurren muchas más opciones. Haz tu propia lista.
2. Encuentra el motivo que hay detrás de cada una de las situaciones que has escrito anteriormente.
Hazte preguntas sobre las situaciones que escribiste y reflexiona:
El problema no se basa, por ejemplo, en ayudar o no al otro, sino cuándo y bajo qué circunstancias, pero eso no te lo llegas a plantear.
- ¿Qué hay “debajo” de tus motivos?
- ¿Qué miedos, hábitos, pensamientos negativos puedes encontrar?
- ¿Hay alguna creencia que venga de otras personas? Identifícala.
- ¿Podría ser de otra manera? ¿Cómo?
Hazte estas y otras preguntas.
3. Cuestiona tus creencias
En este caso, te voy a pedir primero, que acabes estas frases con lo primero que se te venga a la mente y trates de ver si alguno de estos ejemplos es algo que tú piensas de manera habitual.
- (“Siempre”) Tienes que ayudar a quien lo necesite porque…
- Tienes que hacer cosas con tu pareja, aunque no te gusten porque…
- Como madre/padre es tu responsabilidad jugar cada día con tus hijos, aunque estés agotada/o porque…
- No puedes cambiar los planes a los que dijiste que sí porque…
- Etc.
Ahora que ya sabes cómo funciona el ejercicio, trata de “acabar tus propias frases” y entonces te será mucho más fácil identificar situaciones en las que sueles boicotearte debido a tus creencias.
Elegir desde la libertad
Muchas veces se te olvida que decir “No” AHORA, no significa que quizá en otro momento o incluso unas horas más tarde, puedas decir “Sí” a lo mismo.
En los ejemplos que te daba anteriormente, podrías, por ejemplo:
- Decirle a tu amiga, que HOY, no te apetece quedar, pero que os podéis ver el fin de semana.
- Decirle a tu pareja, que ese grupo no te gusta y que vaya solo/a o se busque a alguien a quien le guste el mismo tipo de música e ir a ver juntos otro grupo que os guste a ambos.
- Decirle a tu hijo que hoy, a pillar no juegas, pero si quiere, podéis dibujar juntos.
- Si quedas con alguien y te cambian el plan, puedes elegir no aceptarlo, pues tú dijiste que sí, al primer plan, pero no al segundo, o bien proponer un tercer plan.
¿Ves la flexibilidad que puede haber, aunque digas que no?
Otra cosa importante que debes tener en cuenta a la hora de mostrar tu autenticidad es tener en cuenta que lo que tú quieres es tan importante como lo que el otro quiere.
Y para ti, lo que tú quieres, tendría que ser prioritario para ti.
Eso no significa que SIEMPRE tengas que ponerte a ti por delante de todos, porque habrá momentos, en los que podrás anteponer las necesidades de otras personas por delante de las tuyas, pero NO COMO NORMA.
Porque el amor propio pasa por elegirse también a uno mismo, por escuchar las propias necesidades y tratar de satisfacerlas.
Por ejemplo:
- Puede que un día quedes con alguien aunque no te apetezca, porque esa persona lo necesite, y puede que otro día, tú necesites más quedarte en casa o hacer algo determinado y, entonces, tendrás que decir no.
- Puede que un día juegues con tu hij@, y puede que otro día le digas que no, que necesitas descansar.
Sólo tú puedes encontrar ese equilibrio entre tus propias necesidades y las de los otros.
No siempre es fácil y habrá situaciones en las que seguirás diciendo sí, aunque pienses no, pero no te agobies que aprender a decir no es un proceso, así que tómatelo con calma.
Si quieres una ayuda extra para aprender a decir no paso a paso, te dejo aquí mi guía gratuita, para que te la descargues:
3 Pasos Infalibles para Aprender a
DECIR NO y HACERTE RESPETAR
Descarga mi GUÍA GRATUITA y empieza a respetarte.
- Aprende a poner límites
- Aumenta la seguridad y confianza en ti
- Recupera el poder que te pertenece
Responsable: Miriam Esquivel Blanco, siendo la Finalidad: envío de mis publicaciones, promociones de productos y/o servicios y recursos exclusivos. La Legitimación es gracias a tu consentimiento. Destinatarios: tus datos se encuentran alojados en los servidores de mi plataforma de email marketing Active Campaign. Ver política de privacidad de Active Campaign. Podrás ejercer tus Derechos de Acceso, Rectificación, Limitación o Suprimir tus datos en info@mypsicologa.com. Para más información consulte nuestra Política de Privacidad.
Me ha encantado el artículo y las pautas que da…Tengo este problema con mi pareja, llevamos 3 años de relación y nos queremos mucho, pero es muyindecisa con todo y no sabe decir no a nada, ni a nadie, le cuesta. Se enreda tanto que acabo mintiendo u ocultando cosas que son absurdas y generan en mi malestar. Sin ir más lejos ayer me dice que va a quedar con unas amigas para tomar algo para despedir a una, comparto su ánimo ante su plan y le pregunto: ¿Quiénes vais al final? y me dice que aún no sabe…La conozco y se que me estaba mintiendo, a continuación hice algo que me hizo sentir aún peor revisé su móvil y efectivamente me estaba mintiendo….El plan es ir a casa de uno de los chicos del grupo junto con sus amigas. y me cabrea que no quiera compartir eso conmigo y entonces acabo interpretando y pasándolo mal porque pienso que algo no cuadra. Sus indecisiones si compartir una cosa o no…lo llevo fatal.
Hola Noel, el ejemplo que me pones yo no lo interpreto como indecisión sino como miedo a decirte que va a ir a casa de uno de los chicos del grupo. Esto puede ser por miedo a tu reacción o porque ella piensa que “no está bien” o a ella no le gustaría que tú hicieras algo parecido. El caso es que quizá tendrías que tener una conversación con ella respecto a los motivos por los que no te comparte ciertas cosas. Un saludo.